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“La Gente no debería temer a los Gobiernos,
los Gobiernos deberían temer a la Gente”
(Comic “V de Vendetta”, de Alan Moore)

El Paro Regional contra el Alza del Gas en Magallanes continúa. A pesar de la desinformación promovida por los medios capitalinos. A pesar de la retirada de los empresarios regionales y de los alcaldes de este movimiento ciudadano A pesar de la por momentos ambigüa posición de nuestros Parlamentarios. Y sobre todo, a pesar de la amenaza directa del Ministro Rodrigo Hinzpeter de aplicar la Ley de Seguridad Interior del Estado contra los dirigentes de la Asamblea Ciudadana.

Los habitantes de esta región siguen apoyando en su gran mayoría las medidas de presión contra el Gobierno Central y eso quedó demostrado con una gran manifestación pacífica de miles de peatones y vehículos en la bloqueada entrada de Punta Arenas. Hombres, mujeres y niños que demostraron que el verdadero poder lo tiene la gente. En Puerto Natales y Porvenir la comunidad continúa unida y muchas historias se están escribiendo en las zonas fronterizas. Y al mediodía de ayer, en muchas ciudades de Chile los magallánicos residentes se manifestaron y en la tarde más de 300 coterráneos se hicieron presentes frente al Palacio de la Moneda donde se llevaba a cabo la Ceremonia de Investidura de los nuevos ministros.
A estas alturas está bastante claro que esto va más allá del 3% basado en el IPC (Indice de Precios al Consumidor) que ofrece el Gobierno, un porcentaje que esconde que se trata de una medida temporal y de carácter retroactivo. Tiene que ver con una pérdida completa de la confianza de los magallánicos en el Gobierno Central y sobre todo en la persona del Presidente Sebastián Piñera. Primero su Gobierno ninguneó a la Asamblea Ciudadana, para después aceptar conversar con ella y luego amenazar a sus dirigentes con cárcel. Es cada vez más evidente que los magallánicos están obstaculizando un gran proyecto privatizador que quiere rediseñar no solo Magallanes, sino todo el país. No solo se trata de grandes cantidades de dinero, es también una lucha de voluntades: la de un grupo empresarial entronizado en el Gobierno y la de una Sociedad Civil que ha permanecido dormida durante 20 años y que ahora se ha levantado con fuerza en nuestra región.
La caricatura de los “magallánicos violentistas” que el Gobierno y los Medios Nacionales han promovido se está desmoronando. A través de las redes sociales circulan numerosas fotografías que muestran a familias completas a pie, en auto, en bicicleta y en motos, protestando con un ánimo mucho más festivo que agresivo. Y las barricadas han dado cada vez más paso a fogatas donde los vecinos comparten al calor del fuego bajo el cielo austral. El dolor expresado masivamente en los funerales de Claudia y Melissa, las dos jóvenes manifestantes fallecidas al ser  atropelladas cuando una camioneta atravesó a toda velocidad una barricada, se ha transformado en un profundo sentimiento de hermandad.

Una impresionante organización ha logrado mantener alimentados y acompañados a la gente que está asumiendo el mayor desgaste en esta movilización. Son las personas más humildes de nuestra región las que están corriendo los mayores riesgos y, que al mismo tiempo, tienen las mayores esperanzas en torno a este movimiento. Y hasta el momento la Asamblea Ciudadana ha sido fiel a esas expectativas y ese ha sido su mayor atributo.
Mucho se ha hablado del perjuicio a los turistas, tema importante en una región como esta. Sobre eso, fui testigo de un hecho singular. Un grupo de mochileros israelitas protestaron obstaculizando el tránsito, siendo protegidos por Carabineros del enojo de algunos magallánicos que a esa hora protestaban en el Centro de Punta Arenas. Eso se reporteó y fue noticia nacional. Pero lo que no fue informado es que más tarde por lo menos unos diez de esos mochileros se unieron a la manifestación y bailaron con la gente la música que sonaba a todo volumen. Esos israelitas se tomaron su delicada situación con mejor ánimo que los argentinos que quemaron una casa en Tierra del Fuego o los turistas que provocaron algunos incendios forestales en el Parque Nacional Torres del Paine. Personas que, producto de la comprensible angustia que les produce su situación de inmovilización, ejecutaron acciones por las que no han sido detenidas ni sancionadas de manera alguna, al menos que yo sepa.
Mucho se está hablando de pérdidas económicas y de la imagen de la Región. Leo las quejas de quienes han sufrido perjuicios y de quienes quieren que esto acabe rápido, sin importarles cual sea el resultado final. Sin duda que esta movilización tendrá importantes costos en el corto y mediano plazo. Pero estos no se comparan a lo que se produciría no solo en la economía, sino en la situación futura y en el alma misma de Magallanes de imponerse esta Alza del Gas a los consumidores domiciliarios. Estas palabras las escribo pensando en mi pequeña hija recién nacida, que duerme pacíficamente y ajena a la agitación que se manifiesta fuera de las paredes de su hogar. Pienso no solo en cuanto más gas consumiré este invierno con un bebé en casa y lo que eso costará, sino también en que clase de región vivirá su infancia y tal vez el resto de su vida. ¿Un Magallanes con un desarrollo real orientado a sus habitantes? ¿O una región administrada como una colonia, despoblada y utilizada solo como fuente de materias primas para la empresa privada? ¿Una región de pie o una de rodillas? La respuesta viene en camino y dependerá tanto de nuestra entereza como de la conciencia de nuestros gobernantes y representantes. La respuesta vendrá solo si resistimos el Miedo, el mayor enemigo de toda búsqueda de Justicia y Dignidad.

Rafael Cheuquelaf
Periodista e integrante del dúo LLUVIA ACIDA

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