Educacion_Negocio_int

Por Cari Álvarez Torres
Secretaria General Federación de Estudiantes
Universidad Austral de Chile

Estas últimas semanas hemos sido parte – claro desde nuestros televisores y computadores – de lo que vive un país como Grecia, al cual le aprobaron una serie de medidas que nada tienen que ver con el beneficio a las personas si no muy por el contrario, van en desmedro del trabajo y una vida digna.
¿La justificación? Pagar una crisis de la cual nunca decidieron ser parte, una crisis creada por legisladores, bancos y especuladores. Algo parecido es lo que nos pasa en Chile con la educación, donde al parecer es más importante asegurar un flujo de dinero a las instituciones bancarias, que proporcionar el derecho a la educación de los ciudadanos de un país. Como muestra de un botón, la reciente ley aprobada respecto al Crédito Aval del Estado.
El proyecto enviado al parlamento para rebajar supuestamente el crédito aval del Estado (CAE) de un 6% a un 2%, establece que el sistema se hará efectivo a través de un copago de las cuotas, de cargo fiscal. Pero ¿qué significa esto? ¿Por qué desde el movimiento estudiantil rechazamos estas medidas?
Primero que todo, hay que precisar si efectivamente esta nueva ley viene a “salvar la vida” de las familias chilenas, permitiendo que ellas accedan de mejor forma a la educación superior. La respuesta es ¡no! Durante todo el año pasado dijimos que uno de los problemas que más afecta a las familias es el endeudamiento al momento de acceder a la educación superior, cosa que profundiza el sistema de acceso privilegiando a quien puede pagar y perjudicando a quien no, al que no le quedará más que firmar un crédito con la banca.
Un@ podría decir con este proyecto: “algo es algo”. Sin embargo, es un hecho que el endeudamiento de los hogares ha subido 140% en los últimos 6 años y en la actualidad una persona necesita algo más de 7 veces su ingreso mensual para cubrir las deudas, la educación sólo se agrega a esa enorme mochila (Fuente: Banco Central).
Entonces, tendremos a nuevos profesionales que harán lo que sea, como aceptar trabajos precarios y acceder a más deudas incluso (créditos de consumo por ejemplo), para poder pagar los estudios. Por tanto, la situación de nuestras familias será casi la misma que al entrar a la educación superior y muchas veces peor, porque hay cada vez más deudas, si no es el CAE será el crédito para pagarlo. Por eso fundamentalmente es que l@s estudiantes exigimos educación gratuita y por lo que rechazamos esta ley que no hace más que reforzar el endeudamiento.
El Gobierno y todos los chilenos debemos entender que cualquier medida, cambio o reforma que se adopte en educación, sin modificar la estructura del modelo educacional, no hará más que profundizar y reproducir la desigualdad que produce el modelo.
Está comprobado que el modelo educacional produce desigualdad y necesita de cambios estructurales, incluso un organismo – que no es precisamente aliado del movimiento estudiantil, sino del mismo modelo- como la OCDE en el año 2004 afirmó que el sistema educacional chileno se encuentra conscientemente estructurado y segmentado en clases sociales.
Además, podemos ver que desde el año 1989 a la fecha los índices de desigualdad han aumentado, pues la diferencia entre el ingreso del 5% más rico y el 5% más pobre aumentó de 137 veces en 1989 a 823 veces al 2009, según datos CASEN. Es evidente la vinculación de la educación con el desarrollo de las sociedades, y en tal sentido, desde que se implementó la LOCE en 1989, la brecha va en aumento. Debemos comprender que la desigualdad está directamente relacionada con las políticas que se adoptan en educación y los índices de endeudamiento.
Mientras que el MINEDUC nos dice que esta ley nos beneficiará a nosotr@s, sabemos que el beneficio mayor es para las instituciones financieras. Mientras que se nos reduce como un supuesto beneficio la tasa de interés, que es cierto lo reduce, este es residual respecto a lo que ganarán los bancos, cajas de compensación y aseguradoras, pues el número de estudiantes que accederá al crédito este año asciende a 475.194 (fuente: noticias.123.cl), lo mejor de todo para estas instituciones es que la rebaja de nuestro crédito igual la pagamos tod@s nosotros con nuestro trabajo y el pago de los impuestos, pues finalmente es el estado el que transferirá este 4% directamente a los bancos.
Como dije al principio, siempre estas grandes transacciones vienen disfrazadas de beneficios en el nombre “del bien mayor”, donde nostr@s (la mayoría) seguimos perdiendo o como máximo quedando en el mismo lugar que estábamos y ellos (la minoría) siguen ganando a costa de tod@s.  Esto ocurre cuando los bancos importan más que las personas, o al menos eso es lo que nosotr@s pensamos.

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