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Por Cari Álvarez Torres

Secretaria General, Federación de Estudiantes Universidad Austral de Chile

 

Los estudiantes de regiones sabemos bien que las universidades públicas regionales son una eterna promesa de desarrollo y progreso para las regiones que generalmente no llega. Por ello, me ha parecido interesante analizar el problema de Aysén y toda la Región sur Austral en base a una de las demandas del movimiento por Aysén: la Universidad Publica Regional.

Llevamos más de un mes viendo como todo un territorio se moviliza por sus demandas, muy alejados de las comodidades que proporciona estar en el Palacio de La Moneda, con una realidad que el Gobierno parece no querer ver y con una cobertura mediática que raya en lo burdo y mediocre, pues si no fuera por la icónica Radio Santamaría much@s de nosotr@s ni nos enteraríamos de lo que ocurre en las tierras más frías de Chile. Sus demandas básicamente son que las personas que hacen patria en esos lugares tengan condiciones dignas de vida, tomando en cuenta que es una zona sumamente costosa;  y que sus habitantes tengan mayores oportunidades, donde el desempleo está en el margen de lo insoportable y la Educación pública, gratuita de calidad y autónoma es la eterna promesa que nunca llega.

El rol de las Universidades en los territorios Australes:

La expansión de las universidades regionales no nace como una demanda popular, sino de la necesidad de la elite empresarial de la época que quería que sus hijos vayan a las universidades cerca de casa.  Con la reforma de 1980 que reestructura las sedes de la Universidad de Chile en regiones creando las universidades llamadas derivadas, y luego en 1989 con la LOCE, las universidades en chile empezaron a proliferar. Ya las universidades del Consejo de rectores no eran las únicas que podían funcionar si no que se abre un “mercado” para aquellos “visionarios emprendedores” que comienzan a abrir estas universidades por doquier.

En el sur como –seguramente- fue en el resto de las regiones de Chile el cuento fue el desarrollo de los lugares donde se insertarían estos complejos del saber, por ejemplo en Valdivia la Universidad Austral era construida –según cuentan las autoridades- por todos los valdivianos porque sentían esta universidad como suya. Es dudoso que así haya sido, pero hagamos de cuenta que fue así. Entonces, donde quedó esta promesa de desarrollo? donde esta esa Universidad que soluciona los problemas de desempleo? dónde está esa universidad que aporta en el desarrollo sustentable y no se vende al mejor postor (CELCO o Monsanto a la primera?)

Se supone que las Universidades traerían todo lo que el centralismo no nos otorgaba: autonomía económica, generación de soluciones para todos, obviamente, a través de la instrucción de personas que se capacitarían en sus aulas para “hacerlas todas”, pero lamentablemente, a la vuelta de la rueda, esos cerebritos se quedaron en los campus produciendo investigación para grandes corporaciones y dejaron de solucionar los problemas de la mayoría, no porque lo quisieran, sino porque los mismos intereses corporativos representados en directorios, rectorías y el modelo educacional mismo protegían estas políticas. Así, las universidades cada vez tuvieron menos vinculación regional o llanamente no existían, como el caso de Aysén.

Aysén ha visto pasar muchas promesas, en cuanto a la Universidades también. Con esto de que la educación es vista como un negocio, muchas universidades han percibido la oportunidad de hacer que sus precarizadas y no tan precarizadas arcas presupuestarias se vean mas “afirmadas” yéndose a lugares extremos a instalar sus sedes, convertidas en CFT  o pequeñas oficinas que del proyecto de universidad tienen el puro nombre. Así fue con la Universidad de Valparaíso Sede Aysén (2004), un icónico caso que dejó una serie de demandas civiles por incumplimiento de contratos, falta de infraestructura etc. Ahora, esto se torna más crudo cuando la única alternativa que les queda entonces a los estudiantes y familias de estas zonas es emprender vuelo fuera de sus tierras, invirtiendo grandes sumas de dinero para instalarse en ciudades como la nuestra, Puerto Montt u Osorno. La otra opción es ser absorbidos por las universidades docentes más cercanas, con matriculas costosas y aranceles cubiertos únicamente por el gran negocio del crédito aval del estado. Y, la tercera opción es simplemente no estudiar.

Lo más peligroso de todo esto no es solo la barrera social que por un tema de “lucas” se impone, limitando el acceso a la educación superior. Sino que estratégicamente en estas zonas sur australes se encuentran grandes proyectos empresariales como Hidroaysen y los notorios monocultivos forestales de CMPC o alguna parecida, que al no encontrar masa crítica que nutra una oposición efectiva a estos proyectos ve el nicho adecuado para instalarse sin mayor problema avalándose en enredados estudios ambientales permitidos por una escuálida legislación medioambiental. Ahí es donde los más ancianos/sabios se preguntan: “¿Y dónde están los jóvenes investigadores que podrían demostrar todos los daños de la explotación indiscriminada de recursos? ¿Donde están esos jóvenes que podrían dotarnos de herramientas de organización colectiva efectiva?” Pues bueno, en cualquier parte menos en sus tierras, no por opción si no porque no queda otra…

#Tuproblemaesmiproblema:

Yo pienso que lo más lógico es entonces apoyar las demandas de nuestros herman@s sureñ@s, fundamentalmente porque el sistema educacional, jurídico, político y económico nos desfavorece en el mismo rango: con una distribución injusta, con una imposibilidad de ejercer soberanía en la tierra que nacimos y/o crecimos, con desempleo o empleos precarios que se explican en las limitadas políticas de desarrollo regional actual, que como gran panacea no ve más que extraer indiscriminadamente todo recurso a su paso.

Es nuestro problema que las universidades públicas no estén otorgando soluciones a estos problemas, o al menos no estén tomando posición respecto a los conflictos, o que simplemente ni existan como en Aysén. Es nuestro problema que no se puedan hacer materiales las necesidades de educación, salud, trabajo, previsión, etc. porque el gobierno dice no tener más plata, prácticamente dándonos a elegir – burlescamente-,  o salud, o educación, o trabajo, no todo junto ¡como se les ocurre! Si hasta el sonriente  Sr. Presidente nos dice en Tv abierta “nada es gratis en esta vida”.

Sabemos que todo lo que demandan los pobladores de Aysén es legítimo y es posible de lograr. Cuando hablábamos de educación gratuita era pensando en resolver justamente estos casos, donde la imposibilidad de acceso y la reproducción de la pobreza afecta de forma material y real en el día a día a personas de carne y hueso, y que por lo tanto  no es una mera utopía por jóvenes idealistas. Por eso seguimos diciendo y apoyando la demanda por la educación gratuita, porque es posible y necesaria  para Aysén y para Chile completo. Si Finlandia sin recurso alguno pudo. ¿Porque nosotr@s que tenemos cobre, litio, recursos hídricos, eólicos, solares, forestales y 17.000.0000 de habitantes potencialmente productiv@s, no podríamos?

Por todo ello debemos decir #FuerzaAysen y sumarnos a la construcción de una fuerza social y política para que esto sea posible en beneficio de tod@s, sin importar que tan al sur o al norte estemos.

(Tú también puedes ayudar a romper el cerco comunicacional, infórmate a través de este twitter @despiertaAYSEN y lee su pliego de demandas en: http://despiertaaysen.blogspot.com/p/demandas.html)