El pasado domingo 23, vecinas, vecinos y estudiantes se reunieron en la plaza Entrelagos para avanzar en el proceso de diseño comunitario del espacio, actividad marcada por el fortalecimiento organizativo, la memoria del lugar y la decisión colectiva de cuidar la identidad del territorio.

La instancia convocada por los comités Amigos de la Plaza Entrelagos Norte y Sur, junto a la ONG Nüxam y el Taller de Ejercitación de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Temuco, reunió a familias, liderazgos barriales y jóvenes en una jornada que combinó conversación y creación colaborativa. El objetivo fue continuar construyendo una visión común sobre el presente y futuro de la plaza, entendida por la comunidad como un espacio con historia compartida, y profundo valor afectivo.

Historias de la Plaza Entrelagos

Para José Antonio Jeréz, presidente del Comité Amigos de Plaza Entrelagos Sur, la preocupación por este espacio no es algo reciente  ni improvisado, sino que forma parte de la historia misma de la plaza y de quienes crecieron junto a ella. “Esta plaza nace de los propios vecinos”, recuerda. 

Su memoria vuelve a 1978, cuando él tenía apenas ocho años y el terreno, abandonado tras la quiebra de la constructora Serafini, era una gran montaña de escombros donde jugaban los niños pero que también representaba inseguridad. “ A pulso, los vecinos resolvieron el problema, hablando con el municipio, se emparejó el terreno, se plantó pasto, muchos de los árboles que hay aquí fueron plantados ese entonces

Entre esos árboles hay historias familiares. “Los pinos fueron fruto de las navidades; los plantamos, los decorábamos, ahí entregábamos los regalos a los chicos”, cuenta. Sin  embargo menciona también como algunos árboles plantados por la municipalidad no tuvieron mayor reconocimiento  del entorno, como el arce “Otros árboles que plantó la municipalidad, como el arce, que es un árbol que está generando harto problema y polémica dentro de los vecinos por su fragilidad al clima, no es un árbol acostumbrado a la humedad y a los vientos fuertes, por lo cual tiende a desgancharse, a quebrarse.”

Debido a esto, la poda es un problema recurrente para la comunidad. “Se le pide a la municipalidad muchas veces que los pode con más frecuencia, que se preocupe de que no crezcan tanto, para que no se partan, pero la municipalidad no es muy amiga de estar podando tanto los árboles, entonces en vez de podar el árbol para que no le pase eso, prefiere sacarlo de raíz, y no es necesario que me mate el árbol, necesitamos una poda como corresponde”. Esas decisiones no solo afectan el paisaje, sino también al ecosistema local: “Dan sombra, bajan la temperatura, protegen del viento. Y son la casa de las aves”, dice mencionando bandurrias, tiuques, queltehues, golondrinas y loros choroy.

El relato de Jeréz no es solo memoria, también es organización. La comunidad se movilizó cuando la municipalidad presentó el anteproyecto de modernización a la plaza, el cual eliminaba gran parte del arbolado y reemplazaba el pasto por cemento. “Nos querían tirar abajo los árboles y llenarnos la plaza de cemento. Y esta plaza no es Santiago: aquí el verde es necesario”, señala. A partir de esa alarma comenzaron a reunirse, a tocar puertas e informar a los vecinos, levantar firmas y visibilizar el conflicto mediante redes sociales y la presencia constante en la plaza.

La indiferencia institucional los obligó a dar un salto organizativo. “Cuando íbamos a hablar con la municipalidad nos decían: ‘¿Ustedes a quién representan?’ Tuvimos que hacernos una personalidad jurídica para que nos tomaran las solicitudes”, relata. Así nacieron los comités Norte y Sur, hoy con personalidad jurídica y coordinados para exigir mejoras reales: accesibilidad, iluminación, mantención adecuada de los árboles, plantación de nativo, mobiliario y una multicancha que no se inunde en invierno.

Para José Antonio Jeréz, lo que está en disputa es simple, la continuidad de una historia construida por generaciones. “Esta plaza es un espacio verde para nosotros y para toda la comunidad de Temuco que quiera pasar por aquí. Lo que queremos es mejorarla, pero sin destruir lo que la hace especial”, afirma.

Comités Norte y Sur: participación que crece

La historia de la organización comunitaria también se refleja en el trabajo del comité del sector norte, donde la presidenta de Amigos de la Plaza Entrelagos Norte, Cristina Ojeda, destaca el impulso que tomó la participación vecinal desde el inicio. Ella recuerda que, junto a Susana Astete reunieron las firmas “fuimos las que iniciamos el proceso de firmas en contra del proyecto presentado por la Municipalidad, gestión que nos fue muy bien, alcanzando más de 400 firmas físicas y casi 3.000 online”, lo que terminó por “poner en alerta” al municipio y detener temporalmente la iniciativa.

Ese proceso permitió que emergiera nuevos espacios de encuentro entre vecinos, impulsados también por el acompañamiento de la ONG Nüxam “Gracias a ONG Nüxam supimos por donde inciar, ellos nos aconsejaron de formar comités de seguridad con los vecinos”, explica, señalando que “la acogida de la gente fue impresionante”. 

Para Ojeda, esta articulación fortalecida ha derivado en una comunidad más presente y activa en la defensa del espacio. “Estamos todas y todos en la misma armonía, en el pensamiento que es defender nuestra plaza, más que nada”. Actualmente, el comité se encuentra trabajando en nuevas estrategias de cuidado y mejoramiento del espacio, incluyendo futuras postulaciones a proyectos estatales orientados a reforzar la vigilancia comunitaria, dado que “la Junta de Vecinos tiene cámaras, pero no funcionan”.Por su parte Susana Astete, integrante de Amigos de la Plaza Entrelagos y participante activa de la organización, valora el ambiente y el compromiso mostrado por quienes asistieron a la actividad. “Fue una reunión súper buena, con mucha participación”, afirma. Su preocupación, sin embargo, es que las decisiones institucionales se sigan tomando sin considerar la experiencia cotidiana de quienes usan la plaza, advierte que en ocasiones las autoridades “toman decisiones sin venir a mirar lo que pasa aquí todos los días”, planteando la necesidad de un trabajo más cercano con la comunidad.

El rol de Nüxam en la articulación territorial

Desde la ONG Nüxam, organización que impulsa la participación vecinal y el acompañamiento a territorios, su presidente, Bastián Felipe Mercado Salas, explicó que el rol de la agrupación ha sido “abrir espacios de diálogo en un conflicto donde la comunidad no había sido escuchada”.

Mercado recordó que la propuesta municipal, presentada por la Secretaría de Planificación y respaldada por 71 vecinos de una junta vecinal y dos concejalías, generó inquietud al mostrar “una imagen objetivo con menos árboles y más cemento”. Ante esto, destaca que la reacción ciudadana fue inmediata: “Los vecinos levantaron más de 400 firmas físicas y más de 2.200 firmas digitales; fue un proceso enorme, sostenido por la comunidad misma”.Hoy, afirma, ese proceso se traduce en nuevas articulaciones con organizaciones y con la Escuela de Arquitectura de la UCT. “Lo que estamos viendo ahora son propuestas pensadas desde la mirada de los propios vecinos”, señala. De cara al futuro, enfatiza que el desafío es mantener el diálogo sobre intervenciones posibles, priorizando “propuestas de menor escala y que hagan sentido a quienes usan la plaza todos los días”.

Arquitectura UCT: pensar la plaza como un hábitat compartido

Estudiantes de Arquitectura de la Universidad Católica de Temuco también participaron del proceso, elaborando propuestas para repensar la plaza como un hábitat compartido entre personas, flora y fauna. Sus trabajos, avaluados en cerca de mil millones de pesos, fueron desarrollados en el Taller de Ejercitación, guiado por el arquitecto Maximiliano Tralcal, ganador del Concurso Nacional de Proyectos de Título (CNPT) 2025, y por el docente Jorge Cassis-

Uno de los grupos de estudiantes nos comenta cuáles fueron los parámetros que usaron y el enfoque con el que realizaron su proyecto, Jennifer Aguilera, integrante del taller, explica que su participación surgió tras conocer la inquietud de los vecinos frente al proyecto municipal: “Lo que estamos haciendo hoy es presentar nuestras distintas propuestas porque los vecinos no habían tenido mucha interacción ciudadana. No les habían preguntado qué era lo que querían en la plaza, ni habían hecho un estudio profundo del lugar”.

Para Andrea Paz Miño, el trabajo estuvo marcado por la necesidad de comprender tanto el valor del espacio como sus tensiones: “A diferencia de todas las plazas de Temuco, esta es una de las más grandes, y tiene una esencia de comunidad. Los vecinos, al estar en una escala de barrio, la sienten propia”. Por eso, explica, realizaron un estudio integral del terreno “Hicimos un análisis de las especies arbóreas, de aves, de las especies introducidas y de las nativas, y de acuerdo a eso generamos distintas propuestas arquitectónicas”.Desde esa misma línea, Daniela Barrientos destaca que el equipo abordó la plaza desde su configuración espacial cotidiana “Estudiamos la espacialidad, las alturas, las sombras, el soleamiento. Las características del lugar hacen que ocurran distintos actos en distintas zonas de este espacio”. Ese análisis, afirma, permitió reconocer oportunidades vinculadas al uso real del espacio: “Hay lugares donde los niños juegan, otros donde se hacen reuniones, y de acuerdo a esas distintas espacialidades recogimos lo que ocurre y generamos la propuesta”.