Por Nanette Liberona

Red de Medios de los Pueblos

En Día del Patrimonio, ex casa de tortura fue un espacio de reflexión política

Este 30 de mayo, Día del Patrimonio Cultural, la casa de Londres 38 -ex centro de detención, tortura y exterminio- abrió sus puertas por tercera vez consecutiva a la ciudadanía, realizando visitas guiada por miembros de la recientemente creada Corporación “Londres 38, espacio de memorias”. Situada en una hermosa calle del centro de Santiago, con adoquines, farolitos y admirable arquitectura, ésta particular casa fue visitada como uno de los tantos edificios patrimoniales que ese día se llenaron de curiosos. La casa inicialmente vacía, se fue llenando de relatos que dieron cuenta del peso de su historia, que se caracterizaron por salir de la anécdota y del simple rescate museológico, sino que se volcaron en una interesante reflexión política, recalcando una continuidad de hechos históricos que desembocan en la realidad actual, como la instalación del neoliberalismo en nuestro país.

En este lugar se habría dado inicio a la desaparición forzada, como práctica sistemática del terrorismo de Estado que se impuso en todo Chile a partir de Septiembre de 1973. La Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) lo utilizó durante el primer periodo de la dictadura para reprimir a la izquierda e implementar el terror. Se buscaba quebrar el movimiento popular a través del miedo, un miedo aún latente en nuestro pueblo. La Corporación explica que hoy, “más de tres décadas después, la acción de recordar nace de una preocupación por el presente y de la necesidad de comprender por qué, cómo y qué circunstancias hicieron posible que estos hechos que condenamos sucedieran y entender como han modelado la sociedad actual”.

De lugar de exterminio a espacio de memoria

Y es exactamente lo que se ha comenzado a hacer con estas visitas guiadas y otras manifestaciones que se enmarcan dentro del proyecto de recuperación de la casa, que toma mayor fuerza en 2009, a partir del traspaso de la administración de la casa por parte del Ministerio de Bienes Nacionales a los tres colectivos que hoy conforman la Corporación. La particularidad de estas visitas radica en cómo se establece un diálogo dinámico entre los guías y el público; que parte con una transmisión fluida de las experiencias vividas en este lugar y pasa a una síntesis de situaciones que nos llevan a reconocer la implicación de éstas en la conformación del Chile de hoy: donde los derechos de los trabajadores son vulnerados por un Código del Trabajo instaurado en dictadura; donde los pobladores no pueden ejercer su derecho a la vivienda, porque el Estado se desentiende; donde la salud y la educación, así como el mar y el agua se privatizan.

El verdadero puzle que implicó la recuperación de memorias, fue develando que el terrorismo de Estado persiste, e incluso se ha vuelto la norma para ejercer el control social. Un control que hoy pasa principalmente por la precariedad e inestabilidad laboral, pero también por la represión policial ante cualquier reivindicación social. Durante la visita, fue significativa la presencia de niños y jóvenes, que en este día fueron sujetos políticos, pues mientras se contaba lo sucedido en las antiguas salas de tortura, la discusión tornó hacia el caso de la tortura hacia niños y adolescentes mapuches, ejercida por fuerzas policiales, militarizando y cercando a comunidades mapuches que resisten la imposición de un modelo de desarrollo económico ajeno a su cosmovisión.

Al término, los guías recalcaron que lo más importante, para evitar que estas violaciones a los derechos humanos persistan, es la participación, el debate, la organización social y popular en los distintos espacios de convivencia. Era imposible no irse con un nudo en la garganta y una sonrisa en los labios, esperando que espacios como éstos se sigan abriendo y que la ciudadanía, tanto adultos, como jóvenes y niños, tengan la posibilidad de ejercer su derecho a la memoria, para sacar aprendizajes de ésta e ir generando las transformaciones sociales que tanto necesitamos.