por Paco Peña,

París, 16 de enero de 2011

Por primera vez desde el inicio del período post colonial, un país de África del Norte, ha sacudido con éxito la sujeción al pacto establecido entre las élites nativas y los diferentes gobiernos franceses desde 1956. Túnez, tierra de cartagineses, romanos, bizantinos, árabes, vándalos, turcos, españoles, italianos y franceses, patria de Amilcar y Aníbal, fue desde 1881 un protectorado francés y hoy se ha desencadenado un proceso democrático que las potencias europeas, EEUU y las élites quisieran encauzar y controlar, mediante la conocida máxima lampedusiana « cambiar para que nada cambie ». Sin embargo, la ola democrática aún no ha sido reducida a burbujas a pesar de las grandes maniobras puestas en ejecución por los dirigentes cercanos al presidente en fuga, apoyados por París, Washington y Arabia Saudita. Por el contrario, una parte significativa del pueblo de Túnez exige la dimisión de los dirigentes comprometidos con Ben Alí y la ilegalización del Reagrupamiento Constitucional Democrático -RCD- el partido gobernante  desde 1988 y miembro hasta hace algunos días de ¡la Internacional Socialista !

En efecto, los « socialistas » Papandreu, primer ministro griego ejecutor de las drásticas medidas en detrimento de los asalariados griegos decididas por la UE y por el presidente « socialista » del FMI, el francés Dominique Strauss-Khan, más Luis Ayala, « socialista » chileno que funge como secretario general de ésta, luego de largos años de sesudos cabildeos y ante la fuga de Ben Alí y el cariz que tomaban los acontecimientos, han  expulsado de la IS al partido que durante veintitrés años aherrojó la libertad en ese país. Si el ridículo fuera un arma letal, estos personajes ya habrían pasado al otro mundo.

La onda telúrica ha atravesado las fronteras de la antigua « Ifriqiya » y la simpatía con el pueblo tunecino se sigue manifestando en otros países del Magreb, comprendida la dramática decisión de inmolarse que ha cobrado nuevas víctimas en Argelia,Egipto y Mauritania.

Aun cuando el prócer nacionalista y padre de Túnez independiente, Habib Bourguiba (1903-2000) había dado pruebas de independencia de criterio y desde los años veinte se consagrara a la lucha por la liberación de su patria del yugo colonial galo, la división del mundo surgida luego de la Segunda Guerra mundial, colocó a Túnez bajo el alero occidental y bajo el tutelaje del gendarme francés.

Bourguiba había estudiado leyes en Francia y su opción nacionalista le valió numerosos carcelazos desde 1939 en fuertes y ciudades francesas. A pesar de ello se negó a adoptar una posición pro Eje durante el segundo conflicto mundial, haciendo oídos sordos a los llamados de Mussolini, incluso cuando gracias a las fuerzas de ocupación germanas fue trasladado a Roma para estos efectos. Posteriormente regresó a su patria y en 1943 fue dejado en libertad por franceses y aliados que ya habían liberado el territorio tunecino. Bourguiba habría obtenido como otros dirigentes nacionalistas, el compromiso de que Túnez se encaminaría por la senda de la independencia una vez finalizada la guerra.

Como se ha verificado tantas veces, la metrópolis colonial no respetó la palabra empeñada y en 1952 estalló la rebelión armada contra las fuerzas galas. Bourguiba debió afrontar nuevos carcelazos y la represión francesa lo mantuvo confinado en el sur de  Túnez y luego en la isla de Groix y en las cercanías de París. En 1955, luego de la derrota gala en Dien Bien Phu, París consideró una nueva relación con sus colonias, especialmente con Marruecos y Túnez. Bourguiba volverá a Túnez y al año siguente Francia estará obligada a aceptar su independencia.

Habib Burguiba, fundó el partido Neo Destourien (Constitución, palabra de origen turco) en 1934 y luego del Partido Socialista Destourien en 1964, al que Zini Ben Alí,  el presidente en fuga transformó a su amaño en 1988 en el RCD.

Túnez, es un país sui generis fundado sobre la base del reconocimiento del islam como religión oficial, libertad para el ejercicio de otros cultos e inmerso en el contexto cultural árabe que otorgará a las mujeres un estatuto que no tiene parangón en el mundo árabe-musulmán. El poder de los sectores religiosos ha sido controlado y reducido a la par que la modernización del país emprendida en esos años pondrá énfasis en la educación y la salud.

Bourguiba, tomó medidas destinadas a « socializar » en parte el régimen de tenencia de la tierra, creando cooperativas en las tierras expropiadas a los colonos europeos,  mantenidas con este estatuto bajo el gobierno de Ben Alí, aun si éste aplicará una política liberal y de apertura al capital extranjero, apostando sobre todo en la industria turística y las deslocalizaciones de empresas europeas y francesas, particularmente en la industria textil.Bourguiba fue designado  presidente vitalicio en 1975.

En 1978 y 1979  el régimen debió hacer frente a una virulenta oposición sindical y estudiantil. La UGTT -Unión de Trabajadores de Túnez- sufrió los embates de dicha represión y parte de ella colaborará con el régimen de Ben Alí. En el proceso en curso ha jugado un gran papel llamando a movilizaciones continuas y no reconoce al gobierno provisorio actual presidido por ex jerarcas del RCD y cercanos al presidente fugado.

El PC tunecino, por su parte, que hizo sus primeras armas junto a Bourguiba en el inicio del movimiento independentista, fue fundado en los años veinte gracias a los esfuerzos de comunistas italianos (la presencia italiana en 1911, antes de la Primera Guerra mundial  era de 88 000 colonos y superaba a los franceses -48 000-  y los italianos gozaban además de un trato privilegiado desde 1896). Las relaciones italo-tunecinas permanecerán y el ex presidente del Consejo italiano, el socialista Bettino Craxi, perseguido y condenado por la justicia italiana por corrupción a 27 años de cárcel, buscará refugio en Túnez y morirá en 2000 en un suntuoso palacio protegido por Ben Alí.

Con el fin de la URSS, el PCT sufrió un proceso de « renovación » y en 1993 se escindió y se creó el Movimiento Ettajdid (Renovación), abandonando « las ideas comunistas ». El régimen de Ben Alí  lo premió, admitiéndolo en el juego democrático en 1993 y Ettajdid logró elegir tres diputadillos.

A diferencia del carácter conciliador de Ettajdid, el PCOT -Partido Comunista de los Obreros de Túnez- se presentó como el continuador y heredero del PCT. Clandestino y perseguido por la policía de Ben Alí, su máximo dirigente, Hamma Hammami, vivió clandestino durante varios años y fue detenido el pasado 12 de enero por la policía y puesto en libertad tres días después, gracias a las manifestaciones populares que cercaron el Ministerio del Interior donde se encontraba encarcelado. El PCOT propugna « la disolución de las actuales instituciones, el establecimiento de un gobierno provisorio encargado de elegir una Asamblea Constituyente y la realización de elecciones libres y transparentes ». Su actitud intransigente le ha valido un gran prestigio.

En lucha abierta contra el :Islam radical, Túnez de Ben Alí representaba para los occidentales un bastión que no estaban dispuestos a abandonar, aun si durante estos años las denuncias contra dicho gobierno dictatorial no cejaron : corrupción, represión, torturas y eliminación de opositores.

Ben Alí que consiguió desplazar del poder a Bourguiba en 1988, realizó sus estudios en Francia, en la Escuela Militar de Saint Cyr y luego encabezó el ejército tunecino (38 000 hombres), pequeño en comparación con las fuerzas de seguridad internas y las milicias creadas por el régimen, que algunos especialistas cifran en 180 000 hombres. Ese mismo año fue fundado el Reagrupamiento Constitucional Democrático, que reemplazó al Partido Socialista Destourien y que dispone de 152 escaños en una Asamblea de 189. Otros partidos que aceptaron jugar la pantomina electoral desde 1983 son el Movimiento de Demócratas Socialistas (socialdemócrata,14 escaños) ; el Partido de la Unidad Popular  (socialista), Unión Democrática Socialista (nacionalista árabe, 7 escaños), el Partido Social liberal (liberal, 1 escaño) y un partido verde (un escaño).

El Partido Demócrata Progresista , que representa esencialmente a los sectores de profesiones liberales, no tiene diputados y ha boicoteado las dos últimas legislativas. Muchos de los abogados que se han manifestado durante este mes están próximos a este partido.

Ben Alí gozó desde su instalación con la complacencia y benevolencia de los sucesivos presidentes franceses, socialistas y/o de derecha, que veían en él a un amigo de Francia y de Occidente. En los años noventa, temiendo el contagio argelino, país vecino donde el FIS (Frente Islámico de Salvación) había ganado la primera vuelta de las legislativas y se aprestaba a obtener la mayoría en la segunda,  intervino un oportuno golpe de estado militar alentado por París que convirtió a Argelia en un seguro bastión contra el Islam radical. A la lucha contra éste se empleó  en Túnez Zini Ben Alí. La represión redujo sensiblemente su influencia y uno de los líderes más conocidos del partido islámico Ennahda  -Rached Ghannuchi- debió exiliarse en Londres y ha declarado que espera una ley de amnistía para regresar a su país.

Pero sin lugar a dudas que el gran orfebre de la revuelta tunecina ha sido el pueblo tunecino y particularmente la juventud : 40,8% de la población tiene menos de 25 años y el 34% del sector etario entre 19 y 24 son estudiantes. En 1970 había 11 000 estudiantes hoy en día  340 000, en una población de 11 millones de habitantes. Cada año 60 000 jóvenes provistos de un diploma ingresan al mercado laboral que no puede absorber más de 25 000 personas.  De acuerdo al Instituto Nacional de Estadísticas, un joven de cada tres está cesante, habiendo hecho estudios superiores o no. La cesantía de masa, sobre todo de los jóvenes, además de la violencia policial llevó al joven Mohamed Buazizi a inmolarse por el fuego en la ciudad de Sidi Bouzis, en el centro del país, provocando una conmoción que dió el vamos a las manifestaciones que culminaron con la fuga de Ben Alí, dejando un saldo de setenta muertos.

Otro aspecto importante que hay que señalar es la hábil utilización de internet y la telefonía móvil por los estudiantes y jóvenes en general. Lograron sobrepasar la censura gubernamental y convocar a las manifestaciones durante un mes. Las relaciones establecidas por estos medios con la numerosa comunidad tunecina residente en Francia ayudó también a combatir la desinformación y mantener al tanto a los manifestantes de lo que ocurría.

Cercenamiento sistemático de las libertades públicas, distribución desigual de la riqueza, amén de la existencia de una camarilla en el poder depredadora y acaparadora de todos los business jugosos. Encontramos entonces todos los elementos para que se desencadenara una revuelta como la que está en curso y que se ha extendido como un reguero de pólvora.

Aparte del interés político de hacer un parón a la influencia del islam radical, Francia dispone, en coyunda con las élites tunecinas intereses de los que no está dispuesta a desprenderse : industria textil, vestuario, mecánica eléctrica y electrónica ; servicios (turismo) Fram, Accor, Club Mediterráneo ; bancos (BNP Parisbas, Société Générale, BPCE ; gran distribución (Carrefour, Casino) ; seguros (Groupama) ; servicios de llamados telefónicos e infomática.

En Túnez, el rubro servicios representa el 54% del PIB y el turismo en particular, el 7% de éste. La industria textil constituye el 50% de las exportaciones y  la agricultura el 10%.

Lo que está en juego en estos momentos es la libre determinación de los tunecinos que han derribado sin intervención extranjera al dépota que gobernaba. Pero al parecer quieren seguir avanzando en la democratización del país.

Las ridículas explicaciones del gobierno galo acerca de su mutismo ante la represión desatada por el régimen tunecino (« no queremos injerirnos en asuntos internos de Túnez ») en circunstancias que desde hace meses ha conminado por boca de Sarkozy, al presidente saliente de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo a reconocer su derrota ante el candidato de Washington, Alassane Ouattara, luego de una elección pletórica de irregularidades por lado y lado. EEUU ha desplazado a Francia en el control de gran parte del comercio y exportación de cacao, una de las principales riquezas marfileñas. Por otra parte, ningún país de la UE, ni EEUU, ni París han abierto la boca con ocasión del escandaloso fraude electoral masivo llevado a cabo en Egipto por Mubarak a fines de 2010. Se trata de la conocida política del doble rasero, destinada a ahorrarle críticas a un régimen corrupto y pro occidental que sirve y colabora con el régimen sionista en la asfixia de la población palestina de Gaza.

Durante la revuelta tunecina, mientras la policía disparaba a los manifestantes, la ministro de RREE francesa, Michèle Alliot Marie, tuvo el cuajo de anunciar en la Asamblea Nacional que el gobierno estaba dispuesto a enviar « tropas antimotines, reconocidas en el mundo entero por su savoir faire y que garantizarían así el orden y el derecho de la población a protestar » (¡SIC !).

El gobierno y también el PSF, ligados a la « política africana » francesa se encuentran en mala postura, toda vez que tanto unos como otros hicieron la vista gorda ante el régimen de Ben Alí. Es verdad que Sarkozy fue aún más lejos puesto que el primer viaje oficial en tanto presidente lo realizó a Túnez y varios de sus ministros no han escatimado elogios ante el régimen tunecino. Pero como lo recordó en la Asamblea Nacional el actual primer ministro François Fillon dirigiéndose a la bancada socialista : « No vengan a darnos lecciones ustedes… y no quiero citar las expresiones encomiásticas dirigidas  por connotados dirigentes socialistas como Lionel Jospin y Dominique Strauss-Khan (presidente del FMI)  al presidente Ben Alí.. ».

La revuelta que podría transformarse en revolución ha contado con un apoyo circunstancial inesperado : el ejército. Hoy se sabe que fue el Alto Mando el que se negó a dar la orden de disparar contra los manifestantes y aconsejó a Ben Alí a abandonar el país. Bajo cuerda París y Washington ejercían fuetes presiones para encontrar una solución aceptable. El ejército tunecino es pequeño y está  basado en la conscripción. Durante los primeros días patrulló las calles de las ciudades tunecinas en colaboración con los Comités de Barrio, que se han opuesto a las provocaciones de la policía y de los esbirros del antiguo régimen. Pero, claro, la lógica lampedusiana en vigor se orienta a una operación cosmética (la designación de los principales ministros del gobierno de transición -ex ministros de Ben Alí- es una prueba de ello), amén del control por parte de las instituciones armadas, destinados como decía don Tomasso a « cambiar para que nada cambie ». A pesar de todo ya ha cambiado algo y se ha dado un paso importante logrando la fuga de Ben Alí. Pero los sectores democráticos han sido duramente golpeados en estos veintitrés años y necesitan un tiempo de reconstrucción y reimplantación en el movimiento social. También es cierto que en coyunturas históricas excepcionales como la presente, el pueblo, incluso sin una organización acabada y experta, en colaboración con sectores interesados en ir más allá que una simple revuelta,  puede, gracias a la aceleración de la historia, forjar y forzar una salida inesperada.

Se ha dicho que el cambio de estructuras,  el cambio social y político, es el arte del buen manejo para navegar en aguas tempetuosas y llegar a buen puerto. Ello linda a veces con el arte de lo imposible. Hacemos votos por que sus gloriosos antepasados acompañen al pueblo tunecino en esta  en esta difícil pero luminosa travesía.

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