por Amelia

fotografías Guillermo

Hace un año, en la sureña ciudad de Valdivia, el miércoles 14 de agosto de 2019 hubo una aglomeración de personas en el Servicio Médico Legal.Algunos pasantes miraban con curiosidad, es extraño ver tanta gente en ese lugar, y se preguntaban qué pasaba. Alguno se atrevió a preguntar, y se fue pensativo, recordando los de más edad, intrigados los más jóvenes. Los amigos y compañeros habían ido a acompañar a los familiares de los deudos.Era el día señalado y acordado, por las familias de Óscar y Rigo, para que les entregaran lo que quedaba de ellos después de casi 40 años enterrados, en el anonimato.Se trataba de dos compañeros obreros madereros y militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), que habían vuelto clandestinos para integrar el Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro, ambos detenidos el 30 de agosto en la localidad de Malalhue y asesinados el 21 de septiembre de 1981.

Julio César Riffo Figueroa, de nombre político Rigo era originario del fundo Toledo, casado y padre de un hijo. Tenía 30 años al momento de su asesinato.Y, René Eduardo Bravo Aguilera, de nombre político “Óscar”, originario de Neltume, casado y padre de tres hijos. Cariñosamente, sus compañeros le habían dado el apelativo de el Sordo, secuela de la tortura infringida durante su primera detención, sufría de úlceras y dolores de espalda, dolencias de las cuales nunca se logró determinar las causas. Tenía 25 años de edad.Entregaban, entonces, lo que quedaba de ellos, y que, como un grito de venganza y de exigencia de justicia, permitió que fueran meridianamente establecidas sus identidades y las causas de sus muertes: primero torturas horrorosas, luego asesinato frío y despiadado por parte de los esbirros de la dictadura.Los trabajadores y trabajadoras del Servicio Médico Legal, con gran emoción y respeto, entregaron los restos a los familiares. Sabían que estaban haciendo Historia, así con mayúscula.Los acompañantes pudieron pasar y ver los restos óseos ordenados amorosamente. Y los familiares los fueron disponiendo en las urnas. Pequeñas urnas de madera, pero con un contenido gigante de ejemplo y consecuencia.

Y luego, lentamente la caravana acompañó por las calles céntricas de Valdivia, con gritos y banderas, a Óscar y Rigo hasta la Casa de la Memoria, para proceder a un, antiguamente prohibido, velorio. En el cual se manifestaron las sentidas expresiones de dolor, de recuerdos alegres y tristes, historias de sus vidas de niños felices entre árboles majestuosos, pero también de su militancia consecuente de obreros forestales, de manera natural se imponía el continuar por la senda por ellos trazada.

Se les rindieron guardias de honor, entre flores y aplausos, y frente a sus féretros se imponía un corazón rojo y negro que, flanqueado de banderas, también rojas y negras, había bajado directamente de la cordillera a acompañarlos. Era el homenaje que las compañeras del Centro Cultural Museo y Memoria de Neltume les rendían, representando así su lugar de nacimiento y lucha.Se relató la historia del complejo donde ellos trabajaron. Cómo los obreros dijeron basta y se gestó, a fuerza de lucha y organización, una empresa controlada y gestionada por los trabajadores, que ponía el acento en un trabajo, vivienda, salud y educación dignas, que fue y es hasta el día de hoy un ejemplo tanto por sus logros como empresa como de organización y reivindicaciones sociales. Todo ello resultado del ejercicio directo del Poder Popular por sus trabajadores.Familiares directos, hermano, esposa, compañeros de militancia resaltaron los valores y consecuencia de Óscar y Rigo.Esa noche de agosto pasó entre conversaciones y cantos.Al amanecer del día siguiente, 15 de agosto, aniversario número 52 del nacimiento del Movimiento de Izquierda Revolucionario, MIR, partido en el cual ellos militaron y elegido expresamente por José, hermano de Óscar, partió el funeral.

Digno velorio, digno funeral y un aún más digno entierro, como ellos se lo merecían, acompañados por más de dos centenares de familiares, amigos y compañeros, fueron depositadas sus urnas y su valioso contenido en el Cementerio de Valdivia.Son semillas de árboles milenarios que nada ni nadie podrá acallar.¡Honor y gloria por siempre Óscar y Rigo!!

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