El pasado jueves 03 de Junio del presente año, se constituyó en la comuna de Pichilemu el Observatorio del Patrimonio Biocultural de la Pesca Artesanal e Indígena, también llamado Observatorio Social de la Pesca Artesanal e Indígena, organización que surge como una iniciativa que, en palabras de su presidenta, Natalia Guerrero, “pretende visibilizar y poner en valor los saberes ecológicos locales, desarrollados generacionalmente por la gente de mar en Chile, que han sido obviados por las sucesivas normativas pesqueras, pese a la obligación constitucional que emana de la suscripción y ratificación de tratados, pactos, convenios y declaraciones del derecho internacional de los derechos humanos que obligan al estado, en materia pesquera, no sólo a mantener, proteger e incorporar tales saberes dentro de éstas, sino a que estas comunidades y sus prácticas no desaparezcan”.

Para el caso puntual de Cardenal Caro (VI región), se trata de un manejo ecosistémico sustentable de los recursos algales ideado por parte de las comunidades mareras, que mediante la organización social han logrado desarrollar un sistema de ordenamiento autónomo del maritorio, llamado parcelas de mar, en las que han podido no sólo innovar en cuanto al manejo integral de especies trabajadas por sus usuarios históricos, sino que han logrado identificar y determinar unidades de paisaje, en las cuales han focalizado y especializado su trabajoen la poda estacional del alga cochayuyo, lo que ha posibilitado prolongar al cochayuyo como especie objetivo de manejo sustentable por casi 40 años, mediante un método de trabajo ecosistémico que, articulando saberes tradicionales y praxis, ha sido transmitido, desarrollado y perfeccionado generacionalmente por los miembros de la comunidad como parte del arsenal de su memoria biocultural.

Respecto a ello, Genaro Guerrero, presidente de FEDEPESCA Cardenal Caro y Director del Observatorio, señala que la tarea no ha sido fácil ya que, en éste como en otros casos “la institucionalidad se niega a reconocer la validez de nuestras prácticas y el éxito del manejo que hemos ideado acá en la provincia, lo que se refuta en el hecho de que nuestro sistema de parcelas en la mar, todavía no es incorporado ni reconocido como una forma de ordenamiento y administración exitosa del maritorio, ni por el mundo científico ni por el aparataje político-institucional, aun cuando llevamos casi 40 años funcionando, respetando los ciclos de las especies y generando una fuente de sustento digna para todos los usuarios locales involucrados”.

Así, señala Cosme Caracciolo, histórico dirigente de la pesca artesanal y vicepresidente del Observatorio, “ante un escenario nacional catastrófico signado por políticas economicistas que han provocado el colapso de gran parte de las especies hidrobiológicas (hacia 2012, el 70% de los peces) y la desertificación de nuestra mar y sus zonas intermareal y submareal, hoy, nuestros saberes se convierten en la alternativa ecológica sustentable que puede contribuir a enfriar el planeta y a recuperar los ecosistemas y sus especies para nosotros y para las generaciones venideras”. Muchos –continúa- quedamos fuera del sistema de cuotas individuales y de la ley Longueira, y está bien, porque ese sistema no sirve, porque de partida el producto de la pesca no se destina mayoritariamente para consumo humano directo, ni se respetan los ciclos de las especies para que haya una debida renovación y no se pesca de forma selectiva como pescamos muchos de nosotros al igual que nuestros antepasados”.

El sistema de administración pesquera actual -agrega- se basa en “tratar a las especies como cosas, mercancías, no como seres vivos, de los cuales depende no sólo parte de nuestra subsistencia como comunidad pesquera a lo largo del país, sino la de muchas especies que hoy en día, siendo la base de cadenas tróficas mucho más complejas como la sardina y anchoveta, están siendo destinadas para hacer harina de pescado, para la engorda de salmones y otros animales cuya producción a escala industrial, no sólo nos envenena a nosotros con proteína de mala calidad, sino que tiene devastada nuestra mar, que antaño abasteció de alimento de excelente calidad a gran parte de la población nacional”

¿A quiénes pretende representar el Observatorio?

Para quienes conformamos el Observatorio -señala Natalia Guerrero- en Chile no existe actualmente una organización de la sociedad civil que represente de manera efectiva los derechos de los pescadores artesanales, poniendo en el centro del debate el tema de sus saberes ecológicos locales como paradigma de sustentabilidad de prácticas pesquero- extractivas de manejo de especies y espacios (maritorio, bordecostero)

Es por ello -prosigue- que decidimos formar una organización social pionera, que marque el inicio de un cambio en la revalorización de la actividad pesquera artesanal tradicional (local) y sus saberes, que tenga como criterio de acceso a procesos pesqueros y de manejo, la sustentabilidad de sus saberes respecto a las especies hidrobiológicas y sus hábitats, y que por ende, propenda por sobre todo, a la protección ecológica  de todos y cada uno de los procesos y componentes (especies, ecosistemas, hábitats, usuarios) naturales que influyen de manera directa en la generación y prolongación de la vida en la mar.

En vista de ello, -señala- creemos que el tema de la protección de las especies hidrobiológicas, sus hábitats, la definición de una zona costera de protección, junto a la gestión integrada de cuencas con el fin de proteger el agua como bien común insustituible en los procesos de generación de vida en mar y tierra, son algunos de los ejes más importantes, entre otros, que deben ser incorporados dentro de los principales propósitos investigativos  que nos mueven a formar la presente organización.

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